ESTUDIO DE ITEL SOBRE EL MAL OLOR EN ALGUNAS PRENDAS LIMPIADAS EN SECO

Debido a las reclamaciones sobre el mal olor que desprendian algunas prendas limpias en seco, ITEL efectúo un estudio con objeto de determinar las causas.

 

De la observación de los textiles tratados, no fue posible obtener ninguna conclusión acerca de las causas de este desagradable olor. No obstante efectuando diferentes pruebas en los disolventes de los baños empleados que se nos remitieron, se pudo comprobar tras diferentes análisis e investigaciones, que la causa era la descomposición del percloroetileno.

Llegado este punto surgió la pregunta, de si la causa era debida a las condiciones de destilación durante el trabajo o una deficiente calidad del percloroetileno.

El examen realizado con las muestras de percloroetileno procedentes de los comerciantes y fabricantes, con el crómatografo de gases de laboratorio del centro de investigaciones en comparación con muestras de "per" de absoluta garantía, descartaron la mala calidad del producto. La cantidad de "tri" que acompañaba a las muestras  eran fracciones insignificantes, por cuanto contenían un estabilizador. Por lo tanto, la causa debería estar en la destilación, donde posiblemente se efectuaría una descomposición.

Consultada la empresa en la que se presento la anomalía, se aclaró la cuestión. La presión de vapor en el destilador era de 8 atm, la presión de salida de la caldera de vapor era de 10 atm.

La aclaración de estos hechos es la siguiente:

Los productos disolventes usados en la limpieza en seco tienen, correctamente manejados, una temperatura y presión constantes: además, los fabricantes suelen añadir determinados estabilizadores como productores contra descomposición.

Sin embargo, en casos de un sobrecalentamiento, los disolventes se descomponen con desdoblamiento de la molécula, separando cloro. El cloro se combina con el agua, que aunque exigua, contiene suficiente el disolvente en el circuito, formando ácido clorhídrico. Este ácido como muy bien conocen los limpiadores en seco, posee altas cualidades corrosivas y atacantes de los metales.

Como regla general cabe aplicar el concepto de que los hidrocarburos clorados y los hidrocarburos cloro-fluorados se hallan sobrecalentados y comiezan a descomponerse cuando la temperatura del vapor se encuentra a más de 30 y 80 ºC respectivamente sobre el punto de ebullición de estos disolventes.

En lo referente a las reclamaciones antes citadas, podemos decir lo siguiente: El punto de ebullición del "per" es de 121 ºC. Si durante la destilación el "per" se calienta por encima de los 150 ºC. se empieza  a descomponer y trae como consecuencia la formación de ácidos.

Este sobrecalentamiento puede comenzar a producirse cuando el destilador, indirectamente calentando, recibe una elevada presión de vapor y como consecuencia se tiene la elevación de la temperatura correspondiente.

Además, en este caso habría que contar con el incremento de temperatura debido a las impurezas que tiene el disolvente, tales como: exceso de espuma, adhesión de residuos de mugre, sobrecalentamiento de fracciones de suciedad que al carbonizarse en más o menos grados dan los malos olores causantes de la pestilencia de los géneros textiles tratados.

Con vapor saturado o con vapor húmedo con un grado poco elevado de humedad como son usuales en la limpieza en seco, la temperatura del vapor depende de la presión. Así a 4 atm. (las presiones expresadas son presiones relativas Pr). se eleva a 151 ºC a 8 atm. es de 175 ºC. Si la presión del vapor que suministra la caldera supera las 4atm. hay que instalar una válvula reductora en el tubo conductor de vapor que va a la máquina de limpieza en seco. En este caso hay que tener en cuenta, además, que al reducir la presión del vapor no disminuye simultáneamente la temperatura del vapor resultante, puesto que esta depende del grado de presión previa y del contenido acuoso del vapor.

En la práctica pueden tomarse con suficiente aproximación los datos siguientes:

Cuando sea necesario reducir la presión entre 8 ó 10 atm. de la caldera, la presión del vapor de la máquina de limpieza no puede exceder de 3 atm. Si no es necesario ninguna reducción de la presión, la presión máxima de la máquina puede ser hasta 4 atm.

No sobrepasando estos valores, hay la garantía de que no es factible la descomposición del percloroetileno.

En las máquinas en que la calefacción es eléctrica, rigen los mismos limites de temperatura, en este caso, el termostato debe regularse de forma que la temperatura de la calefacción del disolvente no sobrepase los 150 ºC

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